Otra clase, otra historia, otra anécdota, otras cosas. En el
episodio de hoy habrá baile, teatro y música… y así fue.
Sin calentamiento no hay baile, así que empezamos a movernos
“la caminata para purificar el alma”, el que chocaba menos se volvería mas
puro, cosa que Assef y Pablo, se quedaron en el limbo de después del manso tortazo
que se dieron. Después vinieron algunos movimientos específicos para equilibrar
los chacras de los hombros, cabeza, pecho, brazos y piernas. En estos dos
últimos pudimos sentir la muerte al lado con la técnica de “la mano muerta” y
luego con “el pie muerto” que era más parecido a las patadas de Chun Li (Street
Fighter). Y tampoco podemos olvidar el columpio humano, que poseía lo mejor de
dos mundos, con esas mini caídas se me desprendió todo lo malo de la asquerosa
semana que tuvimos.
Luego del calentamiento empezó lo bueno. Nos separamos en
grupos, los bailarines adentro, los expertos en artes escénicas afuera y los
que no querían agitarse y aun así mover sus cuerpos de forma sincronizada, al
parecer se encontraban en la sala Silvia Gómez
Nosotros que estábamos afuera tratábamos de organizar algo
bueno, pero aun así se veía más entretenido el baile. Como buenos profesionales
teníamos “lista” la coreografía dos minutos antes de empezar el show.
Entramos
todos cabizbajos y algo cojos, formamos un circulo que era el inicio del ritual
de la vida a manos del “dador de vida”(AKA: Caja de cartón) con espasmos y
gritos guturales hacia que cada uno
cobrase la vida al ponerse la máscara, seguido de algún tipo de sonido
emitido preferentemente por cada uno. Si no fue poco darnos la vida, nuevamente
el “dador de vida se volvió el “quitador de vida” y así todos en el suelo sin
pulso quedaron. Lo único que revivió a los actores fue el aplauso del público.
Luego de la espectacular obra llegaron los bailarines. Su
nivel de coordinación y destreza eran increíbles. Con un tipo de danza peculiar
por parte de cada persona involucrada hicieron el nivel del espectáculo subir a
un rating decente. Ya en el clímax de la presentación se formo un océano humano
del cual desprendía gritos de cualquier índole lo cual erizaba los pelos de
todo del que lo veía.
Ya para amenizar el ambiente, a manos de los músicos
ejecutaron sonidos dignos de un descanso merecido. Las sonoridades de todo lo
que había( escuche un triangulo, un bongo, platillos, papel celofán) creó el
ambiente perfecto para transportarnos a otra realidad: Mi mente fue llevada a
un lugar desconocido, a ese lugar al que uno quisiese ir y quedarse para
siempre, donde la relajación es todo y uno se puede sentir bien con uno mismo.
Pero no todo es como uno lo quiere. De esa tan placida realidad fuimos sacados
abruptamente, tal bebe del útero, todo gracias a la voz de la profesora que nos
evidenciaba que el viaje había terminado.
Y renovado emprendí el largo camino a casa.
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