martes, 28 de mayo de 2013

Con ganas de Música 25/04

Cuando escuche que tendríamos una clase relacionada con sonidos, creo que mis expectativas acerca este curso aumentaron hasta las nubes. Acá cometí un chascarro, debido a que la profe me encargo hacer un catastro de que instrumento teníamos en el curso, pero como soy tan despistado, no hubo recuento ni nada, fui salvado por los entusiastas de mis compañeros, que trajeron todo lo que tenían. Nuestro gran conjunto tenia de todo: Por el lado de las cuerdas había guitarras, violín y un charango. En los vientos, contábamos con flautas, melódicas y muchas armónicas (entre ellas la mía). Y en la percusión desde panderos hasta tambores.
La emoción  era tal que como de costumbre costo un mundo callarnos. Se nos ordeno dejar los instrumentos al medio de la sala, para luego cada uno sacase uno, que no fuese necesariamente el propio.
Obviamente al momento de escoger los mejores o más interesantes fueron llevados por manos ansiosas. En mi caso logro tomar un raro instrumento, que era una estructura metálica a la cual tenía una lamina, la cual se podía echar para atrás. Este raro instrumento se ubicaba en la boca, topando los dientes, cosa que la boca funcionara como caja de resonancia al mover la pequeña lamina, para así otorgar un sonido como un “boing”.
Ya todos listos en y en posición frente a la pantalla que proyectaba las imágenes del data, empezaron a visualizarse diferentes colores, a los cuales uno debía tocar según lo que le naciese. Pasamos de rojos furiosos a azules tristes, de verdes alegres a amarillos con tintes de locura. Mi instrumento no sonaba para nada, era inaudible. Pero pasar desapercibido duro poco, ya que la profe me otorgo el poder de dirigir al conjunto: Con un tamborcito era amo y señor del ritmo, al cual mis súbditos estaban condenados a seguir. De ritmos lentos, pero constantes a lo más rápido que podía golpear el paño del tambor, los demás emitían el sonidos que sinceramente no era más que ruido.
Mí reinado no duro mucho, fui monarca consciente y benevolente con los demás, pero no fui apreciado ya que me destituyeron y la profesora volvió a tener el control sobre la situación. Inmediatamente nos dijeron que formáramos grupos en relación a los tipos de instrumentos que teníamos, nos separamos en 4 grupos: Las cuerdas, las percusiones, los panderos y maracas y los palos de agua. Las cuerdas se quedaron en la sala preparando y todos los demás tuvimos que salir a empezar a crear.
El proceso de creación en realidad fue crear una improvisación estructurada, la cual la dirigía yo por que no había nadie más entendido en el tema.
Al final quedo en que al pasar cierto tiempo quedaría para mi marcar el final de la presentación y así fue como se hizo en vivo, sin que nadie notase lo deliberado que fue todo.
Los demás grupos presentaron en forma normal, nada fuera de lo común.

Mi espíritu de músico quedo con cierto gusto a poco.

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